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sábado, 26 de noviembre de 2011

jueves, 10 de noviembre de 2011

Los planos de la niebla, de Carlos Rivero



"NADA".
...
Y cuando la nada sea ya la Nada
absoluta, en su minuto eterno,
nada me importará la gloria
ni del más allá, su misterio...
porque yo regresaré a la nada
al ningún lugar de donde vengo.

(De :"El silencio de la palabra.")
*Autora: Antonia Cerrato Martin-Romo (Santa Amalia 1952)

http://carlosriverofotografia.blogspot.com/2011/11/35-2011-poetas-extremenos-de-siempre-en.html

domingo, 6 de noviembre de 2011

VERSOS SOBRE EL AGUA

Rosa Iglesias



Silvia Noemí Occorso



VERSOS SOBRE EL AGUA VERSOS SOBRE EL AGUA
Porque nunca pude
memorizar un poema,
escribo versos sobre el agua

para que el agua los cante
y en el viento se sequen…
y en el viento se olviden.

Porque nunca supe
ordenar las estrellas,
y a las constelaciones
cambié su nombradía

enciendo velas a lo largo del río
que desemboca confuso
en el corazón del hombre.

Porque nunca sabré
el amor que me tienes
ni el odio que a ratos
pone cerco
al espíritu en tránsito,

porque jamás entenderé
un solo porqué de la vida,

me dejo morir en un poema
escribiendo versos de agua

para que en el viento se sequen
para que en el viento resuciten.

Antonia Cerrato Martín-Romo



Un poema de Antonia Cerrato
Música original, canto y guitarra: Silvia Occorso
Declamación y compaginación: Rosa Iglesias
.VERSOS SOBRE EL AGUA de Antonia Cerrato p.mp3 - DivShare
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.

En los ojos del Guadiana




http://www.vueltadehoja.com/articulos/en-los-ojos-del-guadiana/


En los ojos del Guadiana
Publicado por Antonia Cerrato el 06 de noviembre del 2011 | 1 comentario
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Por Antonia Cerrato

Ya han vuelto, como globos de colores,
los jóvenes
a la orilla del río.
Sus risas, igual que farolillos de feria,
iluminan las aguas
ahora quietas, del Guadiana
mientras otro aluvión de promesas y mentiras
se va mezclando en jacintos de plástico.

No tiene autoridad la noche
para imponer sus reglas

hasta Ibn Marwan calla frente a la blackberry cantarina;
ni siquiera la muralla, imponente,
puede establecer sus límites
a estos juncos, sostenidos como un milagro,
sobre los imposibles tacones.

A ratos, a estos muchachos, le salen peces
por las manos, como buscando

el lecho húmedo de una blusa,
cuna dorada de ninfas;
nadie mira
ausente la torre, ciego el castillo,
cómplice el puente.

A veces, colgados de eternas pestañas,
estos muchachos escriben una oblicua raya
que preconiza letras de oro
del alfabeto griego.

Estos muchachos, nuestros hijos,
han vuelto, como globos de colores,
un jueves más, a la orilla del río.

Antonia Cerrato Martín-Romo
(Para mis hijas, Beatriz y Carolina)